EL REINO DEL REVÉS
ME DIJERON QUE EN EL REINO DEL REVÉS
NADA EL PÁJARO Y VUELA EL PEZ, QUE LOS GATOS NO HACEN MIAU Y DICEN YES PORQUE ESTUDIAN MUCHO INGLÉS. VAMOS A VER COMO ES EL REINO DEL REVÉS. ME DIJERON QUE EN EL REINO DEL REVÉS NADIE BAILA CON LOS PIES, QUE UN LADRÓN ES VIGILANTE Y OTRO ES JUEZ Y QUE DOS Y DOS SON TRES. VAMOS A VER COMO ES EL REINO DEL REVÉS. ME DIJERON QUE EN EL REINO DEL REVÉS CABE UN OSO EN UNA NUEZ, QUE USAN BARBAS Y BIGOTES LOS BEBÉS Y QUE UN AÑO DURA UN MES. VAMOS A VER COMO ES EL REINO DEL REVÉS. |
ME DIJERON QUE EN EL REINO DEL REVÉS
HAY UN PERRO PEKINÉS QUE SE CAE PARA ARRIBA Y UNA VEZ NO PUDO BAJAR DESPUÉS. VAMOS A VER COMO ES EL REINO DEL REVÉS. ME DIJERON QUE EN EL REINO DEL REVÉS UN SEÑOR LLAMADO ANDRÉS TIENE 1.530 CHIMPANCÉS QUE SI MIRAS NO LOS VES. VAMOS A VER COMO ES EL REINO DEL REVÉS. ME DIJERON QUE EN EL REINO DEL REVÉS UNA ARAÑA Y UN CIEMPIÉS VAN MONTADOS AL PALACIO DEL MARQUÉS EN CABALLOS DE AJEDREZ. VAMOS A VER COMO ES EL REINO DEL REVÉS. |
Cuento: Como si el ruido
pudiera molestar
Fue
como si el viento hubiera comenzado a traer las penas. Y de repente todos los
animales se enteraron de la noticia. Abrieron muy grandes los ojos y la boca, y
se quedaron con la boca abierta, sin saber qué decir.
Es
que no había nada que decir.
Las
nubes que trajo el viento taparon el sol. Y el viento se quedó quieto, dejó de
ser viento y fue un murmullo entre las hojas, dejó de ser murmullo y apenas fue
una palabra que corrió de boca en boca hasta que se perdió en la distancia.
Ahora
todos lo sabían: el viejo tatú estaba a punto de morir.
Por
eso los animales lo rodeaban, cuidándolo, pero sin saber qué hacer.
—Es que no hay nada que hacer —dijo
el tatú con una voz que apenas se oía—. Además, me parece que ya era hora.
Muchos
hijos y muchísimos nietos tatucitos miraban con una tristeza larga en los ojos.
—¡Pero, don tatú, no puede ser! —dijo
el piojo—, si hasta ayer nomás nos contaba todas las cosas que le hizo al
tigre.
—¿Se acuerda de las veces que lo
embromó al zorro?
—¿Y de las aventuras que tuvo con don
sapo?
—¡Y cómo se reía con las mentiras del
sapo!
Varios
quirquinchos, corzuelas y monos muy chicos, que no habían oído hablar de la
muerte, miraban sin entender.
—¡Eh, don sapo! —dijo en voz baja un
monito—. ¿Qué le pasa a don tatú? ¿Por qué mi papá dice que se va a morir?
—Vamos, chicos —dijo el sapo—, vamos
hasta el río, yo les voy a contar.
Y un
montón de quirquinchos, corzuelas y monitos lo sigueron hasta la orilla del
río, para que el sapo les dijera qué era eso de la muerte.
Y les
contó que todos los animales viven y mueren. Que eso pasaba siempre, y que la
muerte, cuando llega a su debido tiempo, no era una cosa mala.
—Pero don sapo —preguntó una
corzuela—, ¿entonces no vamos a jugar más con don tatú?
—No. No vamos a jugar más.
—¿Y él no está triste?
—Para nada. ¿Y saben por qué?
—No, don sapo, no sabemos...
—No está triste porque jugó mucho,
porque jugó todos los juegos. Por eso se va contento.
—Claro —dijo el piojo—. ¡Cómo jugaba!
—¡Pero tampoco va a pelear más con el
tigre!
—No, pero ya peleó todo lo que podía.
Nunca lo dejó descansar tranquilo al tigre. También por eso se va contento.
—¡Cierto! —dijo el piojo—. ¡Cómo
peleaba!
—Y además, siempre anduvo enamorado.
También es muy importante querer mucho.
—¡Él sí que se divertía con sus
cuentos, don sapo! —dijo la iguana.
—¡Como para que no! Si más de una
historia la inventamos juntos, y por eso se va contento, porque le gustaba
divertirse y se divirtió mucho.
—Cierto —dijo el piojo—. ¡Cómo se
divertía!
—Pero nosotros vamos a quedar
tristes, don sapo.
—Un poquito sí, pero... —la voz le quedó
en la garganta y los ojos se le mojaron al sapo —. Bueno, mejor vamos a
saludarlo por última vez.
—¿Qué está pasando que hay tanto
silencio? —preguntó el tatú con esa voz que apenas se oía—. Creo que ya se me
acabó la cuerda. ¿Me ayudan a meterme en la cueva?
Al
piojo, que estaba en la cabeza del ñandú, se le cayó una lágrima, pero era tan
chiquita que nadie se dio cuenta.
El
tatú miró para todos lados, después bajó la cabeza, cerró los ojos, y murió.
Muchos
ojos se mojaron, muchos dientes se apretaron, por muchos cuerpos pasó un
escalofrío.
Todos
sintieron que los oprimía una piedra muy grande.
Nadie
dijo nada.
Sin
hacer ruido, como si el ruido pudiera molestar, los animales se fueron
alejando.
El
viento sopló y sopló, y comenzó a llevarse las penas. Sopló y sopló, y las
nubes se abrieron para que el sol se pusiera a pintar las flores. El viento
hizo ruido con las hojas de los árboles y silbó entre los pastos secos.
—¿Se acuerdan —dijo el sapo— cuando
hizo el trato con el zorro para sembar maíz?
Gustavo Roldán
CASITA DE PAPEL
(por Elsa Bornemann)
LA CASITA DE LOS VERSOS
ES DE PAPEL Y CHIQUITA,
PERO ALLÍ CABE DE TODO
LO QUE UNO NECESITA
EN SUS SIETE HABITACIONES
CON SUS SIETE VENTANITAS:
EN UNA HAY SUEÑOS VIOLETAS,
HAY EN LA OTRA, SONRISAS;
EN LA TERCERA, UN GIGANTE
BIEN DIBUJADO CON TIZA
QUE GUARDA HERMOSAS PALABRAS
DEBAJO DE LA CAMISA...
EN LA CUARTA HABITACIÓN
UN COFRE CON MUSIQUITAS;
EN LA QUINTA, DOS ESPEJOS
PARA VER COSAS BONITAS...
(POR UNO SE VEN LOS PÁJAROS
Y POR EL OTRO, ESTRELLITAS...).
EN LA SEXTA HABITACIÓN
CUBRE PAREDES Y SUELO,
UN JARDÍN DE TULIPANES
CON CÉSPED DE TERCIOPELO
Y ESCALERA-CARACOL
PARA IR A BAILAR AL CIELO.
EN LA SÉPTIMA HAY DOS LUNAS
EN EL FONDO DE UN BAÚL:
UNA HUELE A AZÚCAR TIBIA,
LA OTRA A PERFUME AZUL...
UNA USA HEBILLAS DE ORO,
LA OTRA MOÑOS DE TUL.
¡AY! ¡QUÉ CASA PRIMOROSA,
DE PAPEL Y TAN CHIQUITA!
PERO... . ¿HAN VISTO?, CABE TODO
LO QUE UNO NECESITA
EN SUS SIETE HABITACIONES
CON SUS SIETE VENTANITAS.
Liliana Bodoc
AGUA
La lluvia es agua que saltó al abismo.
El mar es agua bravía.
El llanto es agua picante
si baja por tus mejillas.
El mar es agua bravía.
El llanto es agua picante
si baja por tus mejillas.
Agua con hueso es el hielo.
Agua rota, la cascada.
Agua obediente, el arroyo
que baja por la montaña.
Agua rota, la cascada.
Agua obediente, el arroyo
que baja por la montaña.
¡Cuando el agua tiene sed
desaparece la playa!
desaparece la playa!
No hay comentarios:
Publicar un comentario