jueves, 18 de agosto de 2016

Más lecturas para primer grado

http://www.blindworlds.com/publicacion/94296

http://carnavalinfatil.blogspot.com.ar/2011/05/cuentos_28.html

Lecturas para primer grado

La Tarara 


La Tarara, sí; 

la tarara, no; 

la Tarara, niña, 

que la he visto yo. 

Lleva la Tarara 
un vestido verde 
lleno de volantes 
y de cascabeles. 

La Tarara, sí; 
la tarara, no; 
la Tarara, niña, 
que la he visto yo. 

Luce mi Tarara 
su cola de seda 
sobre las retamas 
y la hierbabuena. 

Ay, Tarara loca. 
Mueve, la cintura 
para los muchachos 
de las aceitunas.


CARNAVAL EN EL ZOO (Fabián Sevilla)

Los días en el zoológico eran lentos y aburridos. Cuando los chicos los visitaban encontraban bestias bostezando, holgazaneando y con un humor de humanos.

Se acercaba Carnaval y al león, autodeclarado Rey de los Animales, se le ocurrió hacer algo para levantar el ánimo del bicherío.

-¡Un baile de disfraces! - propuso con una garra al aire. Llamó a los monos, que solían escapar de su jaula y vagar por el lugar sin que nadie les dijera nada-. Inviten a  todos a la fiesta -ordenó-. La condición: venir disfrazado de otro animal. Habrá premios para el más original, el más divertido y elegiremos Reina y Rey del Carnaval del Zoo!

A los monos les encantó. Y alborotados se fueron a dispersar la invitación por jaulas y recintos. A medida que el bestiaje se fue enterando, confirmó su presencia y dejo de lado bostezos, Holgazanería y mal humor. En cambio, se ocuparon de crear y confeccionar el mejor disfraz de animal que puede usar un animal.

Llegó el día del baile. No faltaba ninguno, aunque ninguno era a simple vista quien parecía. Había que tener ojo de lince para descubrir cuál era cuál.

EL camello se guardó las jorobas vaya uno  a saber dónde, se pintó de verde y pasó como un cocodrilo perfecto. El rinoceronte estaba encantado bajo la piel del zorrino, pero se había vaciado diez frasquitos de colonia para no quedarse sin pareja de baile. Veintidós monos tití, uno encima del otro, pintados de amarillo y con dos barquillos en la cabeza del último eran una jirafa divina.

El papagayo, disfrazado de puma, puso un disco y con la música se armó el bailongo. Bajo una lluvia de maní y lechuga, la primera pareja en salir a la pista fue la de la boa constrictora disfrazada de gorila y el canguro enfundado en un traje de ardilla. Se bailó milonga, roca y chotis.

Hubo situaciones raras. El ratón disfrazado de tigre, perseguía al tigre disfrazado de gacela.- ¿Ahora sabes lo que se siente?- le decía el roedor, muerto de risa mientras gruñía y mostraba sus colmillos de mentira.

El koala salió de su eterna siesta y convenció a todos de que era una nerviosa lagartija y el pingüino, camuflado como un lobo feroz, iba de un lado a otro gritando: "¿Alguien vio a Caperucita?".

En determinado momento, el león, bajo las plumas de un búho y en dos patas desde la rama e un árbol, anunció los premios. Hubo nerviosismo y emoción. El más original resultó un oso polar. Le había pedido prestado el secreto al camaleón para cambiar de colores según la ocasión y ahora era blanco, al segundo rojo, al instante verde y luego, azul, violeta, amarillo. ¡Parecía un arbolito de Navidad!

-¡Aquí hay tongo! - comentó entre dientes la cebra. Estaba celosa porque había sido la menos creativa: se pintó las rayas blancas de negro y se conformó con ser un caballo azabache.

El más divertido fue el hipopótamo. Ninguno entendió cómo hizo para pasar por colibrí, abrir las alas y sobrevolar la pista de aire. ¡Increíble!

Se anunció la Reina: la elefanta, que había ido de bambi. El Rey fue el jabalí, que finalmente se sentía bello dentro de su atuendo de pavo real.

Entonces, el león lanzó la propuesta:
- ¿Y si nos quedamos así?
Ninguno se negó. Habían hallado el modo de hacer entretenida la vida en el Zoo. Y así volvieron a sus jaulas. Pero no funcionó. A los chicos no les gustó ver a la serpiente coral bajo la pelambre del cebú o a la pantera comiendo maní como un chimpancé. Y a decir verdad, el ñandú no rugía tan bien como el león.
Pronto, todos los visitantes dejaron de ir. El lugar fue más aburrido que nunca.

-¡Cada cual a lo suyo! -ordenó el Rey de los Animales-. No hay mejor que ser uno mismo.
Y, sin contradecirlo, gustoso el animalerío obedeció. Eso sí,  no sólo pensando en cómo hacer que sus días fueran divertidos y productivos, sino también... ¡en el disfraz que usarían el Carnaval del años siguiente!


martes, 16 de agosto de 2016

Lecturas para Primer grado

EL REINO DEL REVÉS

ME DIJERON QUE EN EL REINO DEL REVÉS
NADA EL PÁJARO Y VUELA EL PEZ,
QUE LOS GATOS NO HACEN MIAU Y DICEN YES
PORQUE ESTUDIAN MUCHO INGLÉS.

VAMOS A VER COMO ES
EL REINO DEL REVÉS.

ME DIJERON QUE EN EL REINO DEL REVÉS
NADIE BAILA CON LOS PIES,
QUE UN LADRÓN ES VIGILANTE Y OTRO ES JUEZ
Y QUE DOS Y DOS SON TRES.

VAMOS A VER COMO ES
EL REINO DEL REVÉS.

ME DIJERON QUE EN EL REINO DEL REVÉS
CABE UN OSO EN UNA NUEZ,
QUE USAN BARBAS Y BIGOTES LOS BEBÉS
Y QUE UN AÑO DURA UN MES.

VAMOS A VER COMO ES
EL REINO DEL REVÉS.
ME DIJERON QUE EN EL REINO DEL REVÉS
HAY UN PERRO PEKINÉS
QUE SE CAE PARA ARRIBA Y UNA VEZ
NO PUDO BAJAR DESPUÉS.

VAMOS A VER COMO ES
EL REINO DEL REVÉS.

ME DIJERON QUE EN EL REINO DEL REVÉS
UN SEÑOR LLAMADO ANDRÉS
TIENE 1.530 CHIMPANCÉS
QUE SI MIRAS NO LOS VES.

VAMOS A VER COMO ES
EL REINO DEL REVÉS.

ME DIJERON QUE EN EL REINO DEL REVÉS
UNA ARAÑA Y UN CIEMPIÉS
VAN MONTADOS AL PALACIO DEL MARQUÉS
EN CABALLOS DE AJEDREZ.

VAMOS A VER COMO ES
EL REINO DEL REVÉS.


Cuento: Como si el ruido pudiera molestar

Fue como si el viento hubiera comenzado a traer las penas. Y de repente todos los animales se enteraron de la noticia. Abrieron muy grandes los ojos y la boca, y se quedaron con la boca abierta, sin saber qué decir.
Es que no había nada que decir.
Las nubes que trajo el viento taparon el sol. Y el viento se quedó quieto, dejó de ser viento y fue un murmullo entre las hojas, dejó de ser murmullo y apenas fue una palabra que corrió de boca en boca hasta que se perdió en la distancia.
Ahora todos lo sabían: el viejo tatú estaba a punto de morir.
Por eso los animales lo rodeaban, cuidándolo, pero sin saber qué hacer.
Es que no hay nada que hacer —dijo el tatú con una voz que apenas se oía—. Además, me parece que ya era hora.
Muchos hijos y muchísimos nietos tatucitos miraban con una tristeza larga en los ojos.
¡Pero, don tatú, no puede ser! —dijo el piojo—, si hasta ayer nomás nos contaba todas las cosas que le hizo al tigre.
¿Se acuerda de las veces que lo embromó al zorro?
¿Y de las aventuras que tuvo con don sapo?
¡Y cómo se reía con las mentiras del sapo!
Varios quirquinchos, corzuelas y monos muy chicos, que no habían oído hablar de la muerte, miraban sin entender.
¡Eh, don sapo! —dijo en voz baja un monito—. ¿Qué le pasa a don tatú? ¿Por qué mi papá dice que se va a morir?
Vamos, chicos —dijo el sapo—, vamos hasta el río, yo les voy a contar.
Y un montón de quirquinchos, corzuelas y monitos lo sigueron hasta la orilla del río, para que el sapo les dijera qué era eso de la muerte.
Y les contó que todos los animales viven y mueren. Que eso pasaba siempre, y que la muerte, cuando llega a su debido tiempo, no era una cosa mala.
Pero don sapo —preguntó una corzuela—, ¿entonces no vamos a jugar más con don tatú?
No. No vamos a jugar más.
¿Y él no está triste?
Para nada. ¿Y saben por qué?
No, don sapo, no sabemos...
No está triste porque jugó mucho, porque jugó todos los juegos. Por eso se va contento.
Claro —dijo el piojo—. ¡Cómo jugaba!
¡Pero tampoco va a pelear más con el tigre!
No, pero ya peleó todo lo que podía. Nunca lo dejó descansar tranquilo al tigre. También por eso se va contento.
¡Cierto! —dijo el piojo—. ¡Cómo peleaba!
Y además, siempre anduvo enamorado. También es muy importante querer mucho.
¡Él sí que se divertía con sus cuentos, don sapo! —dijo la iguana.
¡Como para que no! Si más de una historia la inventamos juntos, y por eso se va contento, porque le gustaba divertirse y se divirtió mucho.
Cierto —dijo el piojo—. ¡Cómo se divertía!
Pero nosotros vamos a quedar tristes, don sapo.
Un poquito sí, pero... —la voz le quedó en la garganta y los ojos se le mojaron al sapo —. Bueno, mejor vamos a saludarlo por última vez.
¿Qué está pasando que hay tanto silencio? —preguntó el tatú con esa voz que apenas se oía—. Creo que ya se me acabó la cuerda. ¿Me ayudan a meterme en la cueva?
Al piojo, que estaba en la cabeza del ñandú, se le cayó una lágrima, pero era tan chiquita que nadie se dio cuenta.
El tatú miró para todos lados, después bajó la cabeza, cerró los ojos, y murió.
Muchos ojos se mojaron, muchos dientes se apretaron, por muchos cuerpos pasó un escalofrío.
Todos sintieron que los oprimía una piedra muy grande.
Nadie dijo nada.
Sin hacer ruido, como si el ruido pudiera molestar, los animales se fueron alejando.
El viento sopló y sopló, y comenzó a llevarse las penas. Sopló y sopló, y las nubes se abrieron para que el sol se pusiera a pintar las flores. El viento hizo ruido con las hojas de los árboles y silbó entre los pastos secos.
¿Se acuerdan —dijo el sapo— cuando hizo el trato con el zorro para sembar maíz?

Gustavo Roldán


CASITA DE PAPEL 

(por Elsa Bornemann)


LA CASITA DE LOS VERSOS 

ES DE PAPEL Y CHIQUITA, 
PERO ALLÍ CABE DE TODO 
LO QUE UNO NECESITA 
EN SUS SIETE HABITACIONES 
CON SUS SIETE VENTANITAS: 
EN UNA HAY SUEÑOS VIOLETAS, 
HAY EN LA OTRA, SONRISAS; 
EN LA TERCERA, UN GIGANTE 
BIEN DIBUJADO CON TIZA 
QUE GUARDA HERMOSAS PALABRAS 
DEBAJO DE LA CAMISA... 
EN LA CUARTA HABITACIÓN 
UN COFRE CON MUSIQUITAS; 
EN LA QUINTA, DOS ESPEJOS 
PARA VER COSAS BONITAS... 
(POR UNO SE VEN LOS PÁJAROS 
Y POR EL OTRO, ESTRELLITAS...). 
EN LA SEXTA HABITACIÓN 
CUBRE PAREDES Y SUELO, 
UN JARDÍN DE TULIPANES 
CON CÉSPED DE TERCIOPELO 
Y ESCALERA-CARACOL 
PARA IR A BAILAR AL CIELO. 
EN LA SÉPTIMA HAY DOS LUNAS 
EN EL FONDO DE UN BAÚL: 
UNA HUELE A AZÚCAR TIBIA, 
LA OTRA A PERFUME AZUL... 
UNA USA HEBILLAS DE ORO, 
LA OTRA MOÑOS DE TUL. 
¡AY! ¡QUÉ CASA PRIMOROSA, 
DE PAPEL Y TAN CHIQUITA! 
PERO... . ¿HAN VISTO?, CABE TODO 
LO QUE UNO NECESITA 
EN SUS SIETE HABITACIONES 
CON SUS SIETE VENTANITAS.

Liliana Bodoc
AGUA
La lluvia es agua que saltó al abismo.
El mar es agua bravía.
El llanto es agua picante
si baja por tus mejillas.
Agua con hueso es el hielo.
Agua rota, la cascada.
Agua obediente, el arroyo
que baja por la montaña.
¡Cuando el agua tiene sed
desaparece la playa!